La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas.
Según los datos del Ministerio del Interior, las víctimas registradas por delitos sexuales son un 33% más que el año pasado: 15.000 mujeres agredidas y de estas 1 de cada 5 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas tenían alguna discapacidad y casi un 50% del total eran menores.
No queremos leyes como la del Solo sí es sí. Necesitamos leyes que verdaderamente protejan a las mujeres, leyes elaboradas con el máximo rigor, sin fisuras, para evitar cualquier tipo de interpretación y aplicación que atente contra el derecho y la dignidad de las mujeres.
Al borrado secular de las mujeres en la historia, en la ciencia, en la política, en el arte, se suman ahora las leyes de autodeterminación del sexo registral, leyes que vulneran los derechos de las deportistas; alteran las estadísticas que nos permiten conocer las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres, pervierten la paridad de las cuotas de representación, ponen en riesgo los espacios seguros de las mujeres, ponen en cuestión los cimientos de la ley contra la Violencia hacia las mujeres, la ley de Igualdad o la Ley Electoral.
Denunciamos la violencia económica que se ceba sobre las mujeres: una de cada tres mujeres se encuentra en precariedad laboral y riesgo de pobreza en España, según el Observatorio de Igualdad y Empleo. La brecha salarial sigue fuerte, un 24% menos cobran las mujeres con respecto a los hombres y se llega al 33% en la jubilación. Los cuidados no deben ser trabajos mal pagados, sin compensación, escasas protecciones, con riesgo de sufrir daños físicos y mentales incluso violencia sexual. Queremos trabajos dignos e igualitarios. Tenemos la fuerza y el derecho a ello.
Nuestro ordenamiento jurídico debe legislar siguiendo todas las directrices del Convenio de Estambul. Exigimos, como derecho universal, una vida en libertad, con salud y sin violencia.
La violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo, paz y el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas.
Hoy BPW Spain en el día internacional de la violencia de género nos unimos al manifiesto de Fundación CERMI Mujeres pidiendo que no haya más violencia contra mujeres con discapacidad.